Por qué la inflación genera beneficios empresariales extraordinarios
Cómo la inflación distorsiona la contabilidad de las empresas
Con la inflación en España en máximos desde hace cuatro décadas es muy probable que las empresas españolas cotizadas, cuando presenten sus cuentas anuales, hayan obtenido beneficios extraordinarios. A pesar de la aparente paradoja, es fácilmente explicable con unos pocos conocimientos de contabilidad como se mostrará a continuación.
Las Cuentas Anuales y la imagen fiel de la empresa
La norma general de valoración de las Cuentas Anuales es el principio de adquisición o el coste de producción, según se trate de elementos adquiridos del exterior en su forma presente o se fabriquen por la propia empresa. Este principio de valoración no es compatible con la calidad de imagen fiel que deben tener las Cuentas Anuales cuando la estabilidad monetaria no está asegurada. Los efectos negativos, relacionados con las operaciones contables a precio de adquisición, se originan porque las cuentas anuales comprenden elementos evaluados en moneda nacional en momentos diferentes, por consiguiente, con poderes adquisitivos distintos.
En la valoración de los elementos y las masas patrimoniales se utiliza el criterio de valoración clásico, inspirado en el principio de prudencia, conforme al cual los activos son evaluados al valor inicial menos las eventuales depreciaciones posteriores, siendo registradas las plusvalías sólo si tienen un carácter definitivo. La inflación afecta a todas las partidas del balance, pero de manera desigual, así que la imagen de la situación patrimonial esta deformada y la dimensión de los resultados es inexacta.
1. El efecto de la inflación sobre el activo fijo
La inflación afecta al activo fijo de la empresa de tres maneras diferentes:
Inmovilizaciones: Dado que los inmovilizados materiales se incluyen en el balance por su precio de adquisición y que estos permanecen por un largo tiempo dentro de los activos de la empresa, la diferencia entre el valor en el momento de la adquisición y el valor actual se acentúa con el tiempo. De este modo, inmovilizados idénticos desde un punto de vista material y teniendo el mismo valor de uso pero adquiridos en diferentes fechas figurarán en el activo a valores distintos.
Amortizaciones acumuladas: Los activos inmovilizados sufren una depreciación continua la cual se refleja en las cuentas de la empresa mediante la amortización. Sin embargo, el aumento de los precios causados por la inflación provoca que el importe de las amortizaciones acumuladas (calculadas en base al precio de adquisición) acabe siendo insuficiente para permitir el reemplazo de estos activos por otros idénticos cuando sea necesaria su sustitución.
Determinación del coste final: La amortización del inmovilizado material representa un coste de producción ya que esta forma parte de los gastos de explotación de la empresa. Al ser el inmovilizado material el activo de mayor duración dentro del balance y la amortización calculada respecto al coste de adquisición, mientras que los demás costes se han producido en un momento más reciente, el valor proporcional de la amortización se ve infrarrepresentado dentro del total de los gastos de explotación. Por tanto, el beneficio contable se sobreestima.
2. El efecto de la inflación sobre las existencias
Respecto al efecto de la inflación sobre las existencias, la diferencia entre el valor de adquisición y el valor actual no se incrementa en demasía con el transcurrir del tiempo ya que estas se renuevan permanentemente. Por ello, el problema de las existencias no consiste en su valoración contable actual sino en la reposición en su totalidad a pesar de la subida de los precios y sin resultar una pérdida de valor.
La valoración de las existencias se puede realizar por varios métodos:
Precio medio ponderado: La valoración de las existencias mediante el método del precio medio ponderado conlleva una subestimación del beneficio que es más notorio cuanto más lento sea la rotación de las existencias.
FIFO (First In First Out): El método FIFO tiene el efecto de reducir el coste de reposición, es decir, el aumento del beneficio a causa del incremento de los precios.
LIFO (Last In First Out): La aplicación del método LIFO lleva al aumento del precio de reposición y a la disminución del beneficio. Este último método se utiliza generalmente cuando la velocidad de rotación de las existencias es lenta.
Así, el beneficio contable es parcialmente ficticio. El beneficio real se consigue cuando los ingresos procedentes de la venta de las existencias permiten la adquisición de una cantidad de existencias mayor que el volumen físico vendido, es decir, cuando el precio de venta supera el precio de reposición.
Además, el precio de mercado de estas existencias fluctúa en función de la demanda y oferta y la variación del poder adquisitivo del dinero puede influir sobre la oferta y la demanda de estas existencias.
En el caso de las existencias, el incremento de los precios no significa obligatoriamente la realización de un beneficio real, en cambio la bajada del precio de mercado por debajo del nivel del coste significa necesariamente una perdida real.
3. El efecto de la inflación sobre las deudas
Estas partidas están expresadas respectivamente como valores realizables, exigibles a corto plazo y “traducen” por consiguiente la realidad monetaria. La depreciación monetaria conlleva una perdida latente para cada deudor y una ganancia latente para cada acreedor, que aumenta a medida que la fecha de vencimiento sea más larga.
En el caso de las deudas de explotación, las consecuencias de la inflación se pueden explicar del siguiente modo: en el momento de la liquidación de los créditos, los deudores pagan el valor nominal de sus deudas, pero en moneda corriente, correspondiente a un poder adquisitivo distinto al del momento de la aparición de esas deudas. Para el que concede el crédito la pérdida es más importante cuanto más lejana sea la fecha de concesión de dicho crédito.
En cambio, en el caso de los créditos de explotación, la situación se presenta al revés. El reembolso del crédito se hace al valor nominal, pero, como mientras tanto el poder adquisitivo de la moneda ha bajado, resulta una ganancia mayor en cuanto el momento de aparición del crédito sea más lejano.
La mayoría de las empresas recurren cada vez más a las deudas con entidades de crédito sobre todo a largo plazo, obteniendo una ganancia neta (siempre que no sea compensada por el aumento del coste de financiación o tipo de interés). La limitación de la tesorería y del nivel de autofinanciación, asociados con la tendencia de reembolso de los créditos en la moneda depreciada determina que los empresarios contraigan, cuando es necesario y posible, créditos porque de lo contrario, la única solución para continuar su actividad sería la limitación de las inversiones.
4. El efecto de la inflación sobre la tesorería y los activos mobiliarios
La tesorería, compuesta principalmente por caja y depósitos en bancos, son los activos más líquidos de la empresa ya que son billetes y monedas o sustitutos cuasi-perfectos de estos. Salvo en el caso de los depósitos bancarios, no pueden sufrir beneficios o pérdidas nominales (según el tipo de interés remunerado por el banco o institución de crédito) pero sí sufre directamente pérdidas reales debido a la depreciación del poder adquisitivo del dinero. Aunque la empresa trata de reducir la cantidad de tesorería al mínimo indispensable, las necesidades de estos medios líquidos se incrementan al mismo tiempo con el incremento de los precios producido por la inflación.
En el caso de los activos cotizados, el incremento de su valor nominal tenderá a compensar la inflación, si no superarla, debido a que esos activos representan un patrimonio que también se incrementa si el activo corresponde a empresas rentables.
En cambio, las obligaciones y otros valores negociables, de manera general, no se ajustan a la inflación ya que retornan un cupón nominal fijo. En el caso de que la inflación sea superior al tipo de interés, el activo puede producir pérdidas reales.
5. El efecto de la inflación sobre el capital, las reservas y los resultados
Hemos visto en los párrafos precedentes cómo, bajo la influencia de la inflación, unos valores (disponibilidades, créditos) se deprecian mientras que otros se revalorizan, pero si la minusvalía de los primeros representa una perdida real de valor, la plusvalía aparente de los demás no atribuyen al patrimonio un valor adquisitivo mayor.
Así, la infravaloración de los valores depreciados por el efecto de la inflación conlleva una subestimación del capital propio real. Sin embargo, las plusvalías correspondientes a los elementos patrimoniales, expresados en las Cuentas Anuales en moneda corriente depreciada, son puramente nominales, no corresponden a un beneficio real. Por tanto, el accionista o inversor recibe en el reparto de dividendos unos beneficios virtuales los cuales favorecen a la descapitalización de la empresa mermando la capacidad productiva de la empresa.
Con respecto a las consecuencias sobre los resultados, en las épocas de incremento de los precios, los gastos de producción son subestimados, en primer lugar, porque las existencias utilizadas en el proceso productivo fueron valoradas a los precios antiguos y, luego, la amortización fue fijada a un nivel inferior al nivel real. Por lo tanto, el beneficio es sobreestimado. Cabe mencionar como otro factor descapitalizador de la empresa la tributación, no sólo porque el total del pago de impuestos aumente proporcionalmente debido al efecto del aumento de los beneficios sino porque este aumento puede hacer escalar a la empresa hacia tipos impositivos más elevados.
Conclusión
Hemos visto cómo afecta la inflación a los diferentes elementos patrimoniales. Obviamente, a nivel interno en grandes empresas estos desajustes derivados de la contabilidad pueden ser estimados y tenidos en cuenta utilizando la contabilidad analítica. Sin embargo, que a nivel interno se tengan estos conocimientos no impide que las Cuentas Anuales publicadas se muestren distorsionadas ya que la normativa contable impone un marco fijo de valoración y muestra de los datos. Por ello es probable que algunos lleguen a la errónea conclusión de que han sido las empresas elevando los precios de sus productos (y mostrarán como prueba los aumentos de beneficios de estas) las causantes de la inflación y no al revés como efectivamente ocurre.
📗 Para bien o para mal, todos los que hemos tocado contabilidad nos hemos tenido que enfrentar al “Plan General de Contabilidad para PYMES”
Excelente articulo!!